Cincuenta años después de ganar la Concha de Oro con su opera prima, “El espíritu de la colmena”, Víctor Erice ha reivindicado el cine como “aprendizaje” y “medio de conocimiento” al recibir el honorífico Premio Donostia en el mismo escenario que entonces, el Teatro Victoria Eugenia.
La actriz Ana Torrent, protagonista inolvidable de aquella primera película siendo aún una niña y también de “Cerrar los ojos”, el nuevo trabajo del cineasta vasco, de 82 años, ha sido la encargada de entregárselo en un “cierre de un círculo” que ha calificado de “casi mágico”.
Vestido con un traje y camisa oscuras y gafas de sol, Erice ha recordado que el Victoria Eugenia es además uno de los cines de su infancia. “Si cierro ahora los ojos, me veo de niño en una de esas butacas disfrutando de películas que jamás olvidaré”, ha dicho.
Ha recordado en concreto un día de julio de 1957 cuando, desde la penumbra del gallinero, descubría “Las noches de Cabiria” y “un tal Fellini” estaba en uno de esos palcos luciendo un esmoquin blanco.
“Puedo decir modestamente que he visto nacer y crecer este festival, surgido de la nada gracias a un pequeño grupo de comerciantes donostiarras; si la razón de ser de un festival es ser una ventana al mundo, éste lo cumplió, quizá como nunca, en el tiempo de sus orígenes, vigilado de cerca por la censura”.
El Festival de San Sebastián como aprendizaje
El director de “El sur” y “El sol del membrillo” ha mencionado lo mucho que supuso el certamen para los cinéfilos de entonces y ha mencionado uno por uno a los socios del Cine club de San Sebastián de finales de los 50, entre los que se encontraba él mismo, junto a Javier Aguirre, Elías Querejeta, Antonio Mercero, Luis Gasca o, poco después, Iván Zulueta.
“Soy uno de los supervivientes de ese grupo que, en su mayoría, en los años 60 se trasladó a Madrid para aprender el oficio del cine y además de la amistad nos unía la íntima convicción de que el cine era el arte del siglo”.
Tras pedir “que no acabe nunca” el aprendizaje del cine, ha citado a Camus para subrayar que, quizá no sea otra cosa que “ese largo caminar por los dominios del arte de hacer películas para recuperar las imágenes extraordinarias contempladas en una pantalla a las que abrió su corazón por vez primera”.
La ceremonia ha comenzado con un vídeo en el que se han proyectado imágenes de la edición de 1973, cuando “El espíritu de la colmena” se coronó con la Concha de Oro y con extractos de los cuatro largometrajes que Erice ha filmado en 50 años y de otros trabajos más experimentales.
Ana Torrent ha dicho que Erice “ha entrelazado de tal manera vida y cine que hay algo casi mágico en cómo ha cerrado el circulo”, que empezó, en “El espíritu de la colmena”, con una niña que descubría el cine y no era capaz de distinguir realidad y ficción y cierra reivindicando la sala de cine como lugar primordial para una experiencia colectiva en “Cerrar los ojos”.
By Usmana Kousar